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jueves, 1 de mayo de 2014

Mamá.....he tenido una pesadilla!!!!


LAS PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS INFANTILES.

Cuántas veces hemos oído esta frase en el cole, en el pediatra, entre amigos y amigas: " Mi hijo o hija tiene muchas pesadillas". Vamos a ver qué significa verdaderamente esta frase.


Las pesadillas infantiles y los Terrores nocturnos se engloban dentro de los Trastornos del Sueño.



Normalmente no son trastornos importantes pero sí que podemos pedir consejo a un especialista por los efectos secundarios que producen en el niño: miedo a dormirse, miedo a la noche, ansiedad....



Tenemos que distinguir entre PESADILLAS y TERRORES NOCTURNOS.
En las PESADILLAS, el niño se despierta y recuerda el contenido del sueño, puede contárnoslo. Si aparecen gritos o palabras, ésto nos indica que la pesadilla ha terminado.
El niño o niña despierta con miedo y ansiedad, pero asociadas al contenido del sueño.
Las pesadillas suelen darse en la segunda mitad de la noche.
Comienzan entre los 3 y los 6 años.
A medida que el niño o niña crece van desapareciendo.
Los TERRORES NOCTURNOS sin embargo, el niño o niña al  incorporarse, aunque llore o grite no está despierto, después no recordará nada.
No son capaces de contarnos lo que ha soñado.
Puede haber palabras, gritos y movimientos musculares.
Hay una intensa ansiedad.
Se dan en la primera mitad de la noche.
Aparecen entre los 4 y los 12 años.
Desaparecen con el tiempo.

LAS PESADILLAS INFANTILES.

Es uno de los trastornos más frecuentes en la infancia. Se puede definir como un sueño largo muy elaborado, con riqueza de detalles y que provoca en el niño una fuerte sensación de ansiedad, miedo o terror. Normalmente en el contenido existe un componente de peligro físico para el niño o niña. No suelen hacer referencia a situaciones reales salvo en  niños que han vivido algún trauma. La pesadilla termina cuando el niño o niña despierta.

Las pesadillas se suelen asociar con agentes externos que provocan inquietud en el niño o niña y según van desapareciendo las causas, también desaparecen las pesadillas. 
Las pesadillas normalmente están asociadas con fases del desarrollo emocional.

Cuando son muy frecuentes, podemos asociarlas a un perfil de inseguridad por motivos familiares, escolares u otros.
Según el DSM-IV, la prevalencia oscila entre un 10-50% en niños de 3 a 5 años. El primer episodio suele aparecer por primera vez entre los 3 y 6 años.
Normalmente estos episodios se superan con la edad y no necesitan ningún tipo de intervención psicológica.

¿Y COMO LAS SUPERAMOS?

Como se ha dicho, en las pesadillas el niño o niña despierta, por tanto:
  • Los padres deben saber tranquilizar a los niños tras el episodio.
  •   Es importante que acudan Debemos acudir al dormitorio del niño o niña  y escucharlo, pero sin entrar en contenidos del sueño.
  • No dar muchas explicaciones. Utilizar una voz suave y no mostrarse ansioso ante él o ella.
  • Simplemente le decimos: "Has tenido una pesadilla y ya ha pasado todo".
  • Dejad conectado algún piloto de luz en su dormitorio.
  • Si tienen más de 7 años puede ser bueno hablar de la pesadilla por la mañana, averiguar si hay algo que le preocupa, pero sin agobiarles, explicarles que tener pesadillas es algo normal y que no duran siempre.
  • Podemos incluso pedirle que nos dibuje la historia para sacar el miedo fuera.


                      



TERRORES NOCTURNOS.


Son menos frecuentes que las pesadillas, pero sí existen en un índice elevado entre la población infantil.
El niño o niña durante el episodio se sienta bruscamente en la cama y comienza a gritar o llorar con expresión de terror y ansiedad.
No despierta fácilmente a pesar de que lo intentemos.
Si lo despertamos se siente confuso, desorientado y asustado, pero no tanto como en las pesadillas.
No está despierto, no va a recordar nada.

No la despiertes.
No recuerda el sueño y si no lo despertamos completamente, volverá a dormirse sin recordar a la mañana siguiente lo que ha pasado.

La prevalencia de los terrores nocturnos en población infantil es de 1-6%, siendo más frecuente en niños varones que en niñas.
Se inicia entre los  4 y 12 años y desaparecen completamente durante la adolescencia.
Su origen puede estar en tensión emocional, fatiga o hechos traumáticos recientes.

¿Y CÓMO LOS SUPERAMOS?

Lo primero es diferenciar bien si son PESADILLAS o TERRORES NOCTURNOS.
Los padres debemos adoptar una actitud tranquila y simplemente vigilar que el niño o niña no se caiga de la cama o se lastime durante el episodio, ya que el niño o niña no están despiertos.
Es importante NO HABLARLE NI INTENTAR DESPERTARLOS.
Esperar a que el episodio siga su curso normal.
Comprobar si el niño o niña tiene algún problema que le preocupe.
UNA TÉCNICA INTERESANTE:
Durante varios días si los episodios se repiten mucho, comprobar a qué hora ocurren.
Despertamos al niño o niña antes de la hora en que habitualmente sufre el terror nocturno.
Con esta acción, cortamos el ciclo del sueño y al mismo tiempo la aparición del episodio.


Ayúdale a crecer incluso con sus miedos.