Se llama Agnes , pero todos la conocen por Teresa de Calcuta.
Nació en Skopje, una ciudad albanesa. Tenía una hermana y un hermano y formaban una familia sencilla y feliz.
Su padre murió cuando ella tenía 8 años pero le recuerda muy bien, que era comerciante y cada vez que venía de sus largos viajes organizaban una fiesta en casa. Les traía muchos regalos y les contaba historias de sus viajes.
Murió después de una reunión y muchos pensaron que fue envenenado.
Su madre sufrió mucho por la muerte del padre. Ni siquiera tenía trabajo pero no se puso a llorar, empezó a coser y a bordar y así podía vender ropa y les sacó adelante.
También ayudaba a mucha gente que lo necesitaba, una anciana se sentaba siempre a comer en su mesa, y unos que se quedaron huérfanos se fueron a vivir con ellos.
Le gustaba mucho cantar, iba con su hermana Agas al coro de la Iglesia. Pero lo que más le gustaba era leer, y sobre todo las revistas misioneras. Ella pensaba que algún día también podía ser una misionera para ayudar a la gente necesitada.
Un sacerdote fundó la cofradía de las hijas de María y se apuntaron ella y su hermana. Después de las cartas que este sacerdote les leía de los misioneros que estaban en la India decidió ir como ellos de Misionera.
Su madre estaba de acuerdo, pero sus hermanos no querían que se fuera.
Cuando llegó a Calcuta la impresionó lo que vio, como lo que vendían, la cantidad de gente que había, también los carros empujados por personas, los camiones y el atasco, las vacas sagradas…
Teresa estudió bengalí para entenderse con los indios.
En Calcuta dio clases en un colegio de monjas a los niños de familias pobres y en los ratos libres visitaba los barrios pobres y los hospitales.
Después decidió fundar una congregación para ocuparse de los más pobres. Limpiaba a los niños y les educaba. Cada vez llegaban más niños para cuidar, tenía mucho trabajo pero era feliz.
Llegaron más hermanas a la congregación, tenían pocas cosas para vivir y la mayoría eran donadas.
Un día encontró a una señora a punto de morir, la llevó al hospital pero el doctor le dijo que sólo podían pasar los que tenían curación. Se lo contó al alcalde y le pidieron un local para los moribundos, eligieron un albergue junto al templo de la diosa Kali.
A algunos hindúes no les pareció bien y les tiraban piedras, incluso intentaron asesinarla, pero siguieron adelante con su labor de cuidar a los enfermos y darles de comer.
También abrieron hogares infantiles para cuidar a niños enfermos y abandonados por sus familias por no poder alimentarles.
En la India había muchos leprosos, los que tienen esa enfermedad son rechazados por todo el mundo.
Teresa quiso crear un centro en un barrio de Calcuta para acogerles pero todos estaban en contra y se fueron a otro lugar.
Un médico hindú que curaba la lepra les ayudó y pudieron crear un hogar para cuidar a los leprosos y que estuvieran bien.
Viajaba mucho y durante esos años murió su madre a la que hacía mucho tiempo que no veía.
Recibió muchos premios, pero el más importante fue el Nobel de la Paz en 1979.
En 1981 la dijeron que tenía un problema en el corazón y que debía descansar, pero no podía porque tenía mucho trabajo que hacer. Tuvieron que ponerla un marcapasos pero siguió trabajando hasta que se murió en 1997, contenta porque muchas Hermanas de la Caridad y Hermanos seguirían con el trabajo que ella había empezado.